Erase
una vez un príncipe que sin saberlo pronto iba a ser coronado. Yo tenía en mi
poder algo que le pertenecía y era mi deber hacerle entrega de ello. Por esta
razón tuve que recorrer kilómetros y kilómetros hasta llegar a un lugar muy , muy
lejano.
Después
de más de 500 km de viaje en mi rojo carruaje, tirado por sesenta caballos,
conseguí llegar a mi destino y pude entregar al príncipe su brillante corona, y
de camino coronar también a su hermana la princesa.
Aquí os
dejo constancia del tesoro, siento no poder mostraros imagenes de la coronación
pero los príncipes son reacios a las cámaras de fotos, piensan que son objetos
del demonio que quieren robarles el alma.
Así que como os he dicho, aquí teneis las coronas.
Aquí un posado-robado
Hasta pronto
Macy
que guapo esta el principito con su corona! :)
ResponderEliminarun besito y feliz domingo!!